Mi día fatal

Hay días en la vida en que uno simplemente debió quedarse en cama y no salir. Por desgracia, estos días difícilmente traen un aviso, y es justo al final de ellos cuando nos damos cuenta de que "ESE" era uno de esos días. Tuve uno de esos ayer, hasta eso, no termino tan grave, tal vez agarre uno de esos resfriados marca diablo, pero no creo que pase de ahí. Sin embargo de repente te das cuenta por qué no había insipiración ese día, por qué por más que te esmeraste, traías cara de enferma de gripa, y por qué esperaste el trabajo desde las 10 am para que a las 5:30 te dijeran que siempre no..... o cosas así. Por eso, para cuando me di cuenta, mientras regresaba del metro Copilco a la escuela, mojándome hasta los huesos.... ya ni ganas de enojarme me quedaron, por primera vez en mucho tiempo, ni siquiera pude molestarme, era tal mi desesperación que cuando el animal ese que se dio la vuelta a más de 60 me vació por completo el charco que cubría la calle, sólo pude pensar en ponerme a llorar. No lo hice, pero caminé el resto del tramo con las orejas de mi gorra de gatito agachadas por tanta lluvia, dándome un aspecto aun más patético, y haciendo que por primera vez en mucho tiempo sientiera pena por mi misma. Lo único bueno fue llegar y sentir el abrazo de pena de mi amor, y la chamarra prestada que me dieron cuando mi ropa fácilmente podía ser exprimida y llenar varios vasos de agua. Y por supuesto el aventón que finalmente conseguí aunque haya llegado a mi casa sólo para darme cuenta de que no había comida y qe lo más sano era retirarse a dormir. Por eso hoy el día luce bastante mejor, tal vez no lo sea, pero el haber pasado un día tan malo ayer sólo puede hacerme pensar que este no puede ser peor, por eso escribí, y por eso estoy de buenas, pero aun así meteré mi carta de queja al departamento del destino que planea esos días y ni siquiera te da un impermeable.

Akasha