Los propósitos de año nuevo.

No sé cuántas veces he tenido el siguiente diálogo -"creo que estoy muy gorda"- seguido por la respuesta que todos queremos escuchar "estás loca, no te ves nada gorda, si estas super delgada" 

Más o menos a partir de los 25 que empecé a tener esta conversación, y al principio me la creía, hasta el día que mis pantalones favoritos dejaron de quedarme, o me fue imposible entrar en mi vestido de graduación, en ese momento, había subido casi 13 kilos y no había nadie que pudiera negarlo.

Lo más curioso fue cuando después de mucho esfuerzo, logré bajar caso 10 de esos 13 kilos, porque entonces todo mundo mencionaba lo delgada que estaba y lo gorda que había estado. Ahí a aprendí a no confiar ne lo que la gente me dice cuando de peso se trata. 

Hace unos meses empecé a subir de nuevo,  la verdad que ocurrió lo mismo, los mismos diálogos y un poco por falta de tiempo, desidia  sobre todo hambre, no hice demasiado caso. 

Pero cuando ni siquiera tus chones te entran, es momento de pensar en ello. Así que con los 60 kilos que arrastro decidí que era tiempo de ponerme en forma, casi como señal divina, la muchacha del gym al que había ido a preguntar hace un par de meses, me dijo que tenían una super promoción, y al novio le dio por la lechuga así que empezamos a cambiar un poco los hábitos.

Ayer por fin me decidí a ir al gimnasio  me tomaron medidas y me pesaron, y estoy segura que lo hicieron con todo el dolo para que ni se me ocurra faltar, porque los 60 kilos de mi báscula se volvieron 64 en la de ellos, y el entrenador asegura que mi linda cintura que fuera alguna vez de 59 cm, ahora mide 84, no me quejo del hecho de que mis otras dos medidas casi salieron perfectas, pero me niego a aceptar que halla pasado a tener ese tamaño de cintura, empezando porque aun con todo, quepo bien en una talla 7 y las blusas medianas todavía me quedan. Pero entre que si sí o si no, claro que corrí a los malditos aparatos de tortura esos, dispuesta a regresar a un tamaño admisible. El entrenador del gym es un muchacho bajito, con muchos músculos y no tan feo, se ve que se dedica mucho a su área, pero como muchos chicos así, también se nota que no le dieron ni pizca de sentido común, primero, creo que es hora de aceptar que la gente me trate como señora, lo cual viene siendo un asco porque no creí que ocurriera tan pronto, y me recuerda cada 5 minutos, que ya estoy en el 3er piso.

Cuando llegué al gimnasio, el entrenador no estaba, así que empecé con 15 minutos de bicicleta en los cuales apenas quemé 60 calorías, ni un chocolatito siquiera, así que decidí esperar que él me pusiera el resto de la rutina.

En fin, que el muchacho me tomó medidas y me llevó a la caminadora, me puso una velocidad razonable y dijo que haría 25 minutos y 1.5 millas osease un poco mas de 2 km, la realidad que es que a pesar que apreté el paso ya hacia el final, me tomó casi 40 minutos recorrer tal distancia y bajé casi mareada de esa cosa. Por si esto fuera poco cuando la chica de al lado me preguntó como programar la máquina no logré decirle, lo cual me hace pensar que hoy tendré problemas.

Luego me puso en una cosa llamada elíptica que era algo asi entre una escaladora y una bicicleta, la verdad que me tardé en agarrarle la onda y mas de una vez crei que me iba a caer, aquí si ya empezaba a sentir dolorcito y los 18 minutos en ella se me hicieron eternos, pero claro que no fue nada comparado con lo que el entrenador me tenía reservado para el final, y es que en la escaladora, creo que hasta estrellas vi, sólo fueron 10 minutos y de verdad creí que moriría. Me hizo recordar la razón exacta de por que odio los departamentos en planta alta. 

Al final logré salir casi dignamente de ahí, aunque ya para irme las piernas me temblaron en un escalón por lo que me fui a pasear al super un rato, tratando de que recuperaran consistencia, porque de otra forma no hubiera podido manejar hasta mi casa.

Lo bueno de todo esto, es que contrario a lo que creí que ocurriría, no amanecí como si me hubiera atropellado un camión, sé que eventualmente llegaré a esa parte, pero al menos no claudicaré en el primer día de gimnasio, ya veremos si logro mantenerme, ya que la membresía está pagada y si no voy, será tirar dinero a la basura. Todo sea por lograr entrar en el montón de ropa que apenas había comprado y que no estoy dispuesta a tirar.