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martes, febrero 23, 2016

Stinky

Hasta ayer no había publicado nada de su enfermedad.
No quería sentirlo real, no quería admitir que el miedo me estaba invadiendo. Pero al final, no pude hacer otra cosa, necesitaba sacarlo de alguna forma.
Hoy, un miembro más de mi familia gatuna ha partido a otro lugar. Uno de los más jóvenes, el pequeño Stinky,  tan sólo tenía 3 años, y viviendo conmigo aún menos, pero en ese tiempo supo ganarse todo mi afecto.
Aún no sé qué pasó. Y probablemente no lo sabré con certeza, son gatos de departamento, confinados a un espacio seguro donde no haya carros peligrosos, adversarios agresivos, o espacios entre edificios que representen mis miedos.  A pesar de todo, la muerte logró colarse.
Conocí a Stinky hace 3 años en una visita a México, una pequeña bola de pelos, con ojos aules como el mar de Cancún, su patrón de punto de foca (siamés) se veía extraño por las malas condiciones de su pelo, era como esos cuyos despeinados, pero en gato, una cosa minúscula de un par de meses.
Mi mamá lo recogió en la calle, apenas un montón de pellejo y pelo sobre una masa de huesos, visitó varios veterinarios sin éxito pues el bichito no comía apenas y no ganaba peso ni estatura, Stinky le puso porque olía a rayos constantemente.  Aún así, se mantenía comiendo lo mínimo y dormía acurrucado en una canastita de lo más cursi que no sé de dónde salió.
Cuando lo revisé, noté que la peste venía de su boca, dos semanas de antibiótico lo transformaron, creció hasta convertirse en un hermoso gato de más de 4 kilos, que físicamente era un constante recordatorio de una de sus predecesoras Gala, pero nunca estuvo muy seguro de su papel, y mantuvo ese pelo despeinado, y raro que lo hacía parecer más asustado de lo que estaba.
No tenía idea de cómo jugar, o ronronear, sentía una devoción extrema por mi madre, que a pesar de que hemos tenido gatos amorosos, era más parecida  a la que su perra (fiel como una  sombra) siente por ella. Dormía encima de ella, literalmente, si podía acurrucarse en el espacio entre su pecho y su cabeza lo hacía. No era muy bueno en el arte de acicalarse. En realidad, fuera de su pequeño maullido agudo, el cual usaba para llamar con desesperación si acaso algo lo agobiaba, y de que era un asiduo fiel del arenero, no era mucho un gato, más bien pasaba un par de ratos con la perra que siempre adopta las crías que llegan como propias.
Cuando me regresé a casa, Merlot fue la encargada de devolverle un poco de ese instinto, compañeros de edad, ella lo buscaba y lo perseguía para jugar, a veces consiguiéndolo, otras terminando enojada por la brusquedad del minino. Pero  al fin aprendió algunas cosas de gato.
Celoso en extremo de otros gatos y del compañero de mi madre, siempre la vigilaba.

Y hoy, ya no vamos a verlo más por aquí, y yo tengo el corazón destrozado, por él y por mamá, que sé que ha perdido mucho más que un gato.
Aquellos que nunca han sentido este cariño, y este dolor, no entenderán lo que significa dejar ir a uno de tu manada.
Cada uno de mis gatos, son pequeños pedacitos de mi corazón que caminan por ahí, dando maullidos y gestos de amor que no  son explicables.
Y, cada pérdida se lleva ese pedacito con él.
Cuando ejercía, mis pacientes eran tb pequeños pedacitos de mi dedicación y esfuerzo, de mi pasión por la carrera, cada que uno se iba, un pedacito de ella se perdía. Y por eso un día decidí que no podía más.
Mis colegas más allá de su cariño por los animales, de su dedicación y esfuerzo, poseen una fuerza que no podría explicarles, pero de la cual yo carezco. El poder amar tanto su profesión, y no sentir que se les va la vida después de un día de casos difíciles, es algo que yo nunca logré tener.
Por eso ahora permito que ellos, hagan lo que mejor saben, y yo me limito a seguir amando a cada una de esas bolas de pelo que se atraviesan en mi camino, algunas estacionándose en casa, otras sólo de paso.  Y amaba a Stinky, aunque nunca supe si él me quería un poquito. Era muy serio y sólo a veces me buscaba.  Pero cuando lo hacía, recargaba su cabeza en mi, y si no lo acariciaba me daba golpecitos con ella.
Y lo voy a extrañar,  pienso en que toda la dinámica de la manada cambiará con su partida, en que mi pobre Merlot no tendrá más a su compañero de juegos, o mi mamá a su enamorado eterno,  y yo, al señor seriedad cuyo cariño traté de ganarme a toda costa.
Adiós Stinky espero tu corta estancia por este mundo haya sido feliz, mucho más de lo que habría sido si no te hubieras atravesado en el camino de mamá. Aquí te vamos a extrañar siempre y ns dejas un gran vacío.

Y a ti, ese que sé que hizo todo por él, gracias, no sólo  por hoy, sino por los últimos 16 años, te quiero con el alma y te agradezco ser mi mejor mejor amigo, y ser un gran profesionista, siempre te admiraré por ello y el corazón tamaño XL que tienes.

domingo, abril 20, 2014

Adiós Gabo



En una semana rara, de lunas rojas, granizadas fuera de lugar, temblores de tierra y procesiones religiosas, partió Gabriel García Marquez a sus 87 años, que aunque no fue demasiada sorpresa, si causó conmoción en mi círculo.

Luego luego se llenó del Gabo el Facebook, incluída una carta que en realidad no escribió él pero que le atribuyeron hace años.

Muchos se quejaron de que personas que en su vida lo ha leído lamentaran su muerte, pero para mí, es bueno saber que al menos conocen su existencia.

En mi vida, Gabriel GarcíaMárquez significa un montón de cosas, desde aquellos tiempos en la escuela enque nos lo presentaron no con 100 años de Soledad como a todos, sino con Ojos de perro Azul, un librito de cuentos que de inmediato me convirtió en una fan sin remedio.

Luego de enamorarme de su realismo mágico, y ya sin la presión de la obligatoriedad, me seguí con 100 años de Soledad que me parece uno de los mejores libros del mundo incluso si no logro recordar todos los nombres de los personajes. Después lo intenté con El amor en los tiempos del cólera, pero tuve un tropiezo en las primeras 80 páginas y lo dejé para después, Sin embargo “Extraños peregrinos doce cuentos” contenía el segundo cuento que más adoro en la vida “El rastro de tu sangre en la nieve”. No podía menos que darle una segunda oportunidad a El amor en los tiempos del cólera y pasadas las 80 páginas me encontré atrapada otra vez por sus letras.

A lo largo de mi vida le siguieron muchos más, Crónica de una muerte anunciada, Relato de un náufrago, memoria de mis putas tristes, la increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, Del amor y otros demonios, el negro que hizo esperar a los ángeles, y muy recientemente noticia de un secuestro.

No he leído todo aunque espero algún día terminar, pero he leído lo suficiente, como para sentirme mal por su partida. 
Como siempre, cuando uno de los grandes se van, deja un hueco inmenso, y cada vez menos encuentro candidatos a llenar esos vacíos. Por si eso fuera poco en los últimos años cada vez más se han marchado más.

Hemos perdido un grande, pero nos quedan sus historias, sus letras, sus memorias. Y espero dónde esté, sienta cuánto laméntamos esa pérdida los que aun estamos aquí.

Hasta siempre Gabo

viernes, marzo 21, 2014

Kitiara =(



Conocí a Kitiara aún antes de que naciera, fue la única siames en la primer camada de Gala.

Desde pequeña tenía un carácter especial, pero de algún modo logré que se quedara con nosotros.

Creció muy apegada a su mamá pero siempre fue nerviosa, por esa época, una vecina lelgó con su gato siamés también, y cuando crecieron, él iba todas las noches a buscarla, ella no salía pues no queríamos más gatitos, así que su amor era a través de la ventana, pero mi hermana que es muy ocurrente (y en ese entonces era pequeña) escribió un divertido cuento llamado brandeo y kitieta sobre el trágico amor gatuno que convenció a mi mamá de dejarlos vivir su idilio.

Después de unos meses , nacieron 3 hermosos gatitos y kitiara resultó ser una mamá genial. Tanto, que cuando al mes, su mamá nos dio la sorpresa con 5 gatitos más, criaron a los 8 en medio de una gran confusión sobre quien era mamá de cual, fue una época divertida cuando ess gatitos empezaron a correr por toda la casa, y nada permanecía limpio o en su lugar, por lo cual apenas pudimos operamos a las dos gatitas, y desde entonces, kitiara quedó con su pancita colgada a pesar de recuperar su esbelta figura. Tambien desde entonces se hizo una señora un poco gruñona.

Conforme otros gatos llegaron a la casa ella se recluyó más, pasaba los días tomando el sol y en mi cuarto, siempre pegada a su mamá y a mi, no le agradaban mucho las visitas, se escondía con facilidad. Pero cada noche, entraba a mi cuarto y se acurrucaba a mi lado. A veces en las cobijas si la noche era fría.

No sé cómo los meses se volvieron años y ella cada vez más cercana a mi. Siempre platicando con su voz demandante y gritona. Cuando me mudé, mi madre dice que ella no salía del cuarto, esperandoa  que volviera, y que le costó mucho hacer que comiera y empezara a adaptarse. Por eso al final regresó conmigo aunque eso le significara un viaje estresante en avión.

Nunca fue sociable, pero toleraba a los gatitos de pequeños, y cuando llegó a Cancún, empezó a soportar a otras personas. Creo que mejoró mucho, aunque sufrió bastante cuando su mamá murió.

No sé cuándo se hizo viejita. Sólo se que de pronto ya no jugaba tanto, que sus ojos tenían un pequeño problema que los hacía bailar como caricatura japonesa a punto de llorar. Que cada vez disfrutaba más el sol y soportaba menos el frío. Y hace un poco mas de un año empezó a decaer, dejó de comer y estuve  a punto de rendirme con ella, hasta que empecé a darle alimento húmedo. Resultó que simplemente ya no podía (o quería) comer croquetas. Recuperó su peso y su ánimo y todo volvió a la normalidad, o casi todo. Me hizo pensar  que ella ya no era tan joven, y sacando cuentas, noté que casi llegaba a los 14 años. Durante meses, había pensado en que quizá un día ya no estaría, pero ella seguía feliz.

Hace poco nos mudamos, me preocupaba que el cambio no le gustara, y una vez más me sorprendió. Se adaptó a la nueva casa, comenzó a explorar, a tomar nuevamente baños de sol, a comer pastito e incluso trepar a las bardas. Mi aprehensión era mucha, pero ella parecía feliz, y ese era mi objetivo.

Pero hace 3 días, apenas unos minutos después de pediré el desayuno, algo pasó. No sé si algo la espantó, no sé si vio un pajarito del otro lado de la acera.

Un sr que cuida el parque que está a unos metros, entró a decirme, me dijo que habían atropellado un gatito, que no sabía si era mío, salí corriendo y la vi, apenas a unos metros de mi casa, no podía ser diferente porque ella jamás había cruzado esa línea. No puedo describirla, pero supe que no podía hacer nada.

No se si alguien entienda el dolor que sentí. Creo que al menos algunas personas en mi familia lo harán, perdí una mascota, sí, pero ella era mucho más. No sólo era un miembro de mi familia, era mi bebé.  Era, el ser que más dependía de mi en el mundo, y sólo ella, junto con sus hermanos, fueron durante estos meses, la única razón por la cual yo seguía adelante cuando creí que mi mundo se había acabado.

Agradezco que no haya sufrido, pero no puedo dejar de pensar en el maldito que lo hizo. No sólo porque se llevó mi sombra. Sino porque no puedo dejar de pensar, que bien pudo haber sido un niño. Vivo enfrente de un parque, en una calle pequeñita, todos los días vienen un par de gatos por mi casa, y la perrita de la vecina que se escapa. A veces cuando me voy, otra perrita me ladra a las llantas, y todos los días, el parque se llena de niños, corredores y parejitas.

No puedo entender que un cabron, venga a una velocidad tal, en una calle con estas características,  que pueda golpear a un animalito de esa forma, y no pueda evitar frenar. No puedo creer que después de eso, puedas irte como si nada con las manos llenas de sangre.

Ese mismo día por la tarde, pase por una calle con una escuela, de pronto una niña de unos 7 años, se bajó de la banqueta en su bicicleta, sin fijarse, tuve que frenar de golpe. Si yo hubiera venido más rápido quizá me habría resultado imposible. Pero la gente con dos dedos de frente, no va por ahí corriendo en una zona rodeada de niños.  Pero el tipo que mató a mi gatita, no los tenía.

No hay nada que pueda hacer para cambiar lo que pasó, pero tampoco puedo hacer nada para evitar sentirme terrible.  Me ha costado mucho mejorar, y ahora que por fin lo estaba haciendo, una de las principales razones por la cual lo logré se ha ido. Sé que vivió una vida larga, y espero feliz, pero su partida definitivamente me deja con un hueco en el alma. Y voy a extrañarla muchísimo.  Aún espero verla cuando entro al cuarto, o que me despierte por las mañanas, extraño que se suba en mi regazo o que me diga que es hora de dormir.

Espero que donde esté, esté bien y con su mamá. Y que lo poco que yo le di, compensara algo de lo mucho que ella me dio a mi.

jueves, diciembre 26, 2013

Cerrando el año


Este año fue muy difícil para toda mi familia, por distintas circunstancias, pérdidas, problemas laborales, económicos, emocionales. Así que no era tan sorprendente que la causa de mi visita a mi adorada ciudad, a la cual creí que no regresaría en bastante tiempo, fuera una tragedia.
En principio sería un viaje rápido, un par de días para enfrentar la pérdida de un ser querido, y de vuelta a la vida laboral. Pero la temporada quiso que no hubiera boletos hasta después de Noche Buena, y mi estado de ánimo constante lo agradeció.
Al final el viaje se convirtió en algunos días para disfrutar de la familia, y uno maratónico para ver algunas personas a las cuales era necesario ver. Proyectos a futuro, recuerdos de otros tiempos, más sencillos, más divertidos. Abrazos familiares y mucha comida, fueron llenando estos días prenavideños y calentándome el corazón.
No sé si el año que viene será mejor, pero si sé que tengo que conseguir más de esto. Que estar lejos de mi gente no es sano, y debo recordarlo.
Ahora estoy en un vuelo rumbo a casa. Estoy acostumbrada a viajar como la prole, pero dadas las circunstancias, espero que algo más que una bolsa de cacahuates me den. Tengo derecho a viajar con 25 kilos de equipaje, y no completo ni 10 pues sólo traigo un par de prendas que serían para 2 días. Me acomodo en el asiento y espero que despeguemos, pasa bastante tiempo desde que el avión comienza a moverse hasta que se despega del suelo.
Cuando por fin despegamos, recuerdo que cada vez me gusta menos vlar. Antes lo disfrutaba mucho, pero conforme los años pasan, el amor por la vida se arraiga más (o el pánico a morir).
Uno pensaría que hay diferencias entre unos aviones y otros, pero yo puedo asegurarles que a este vuelo le faltan las “filanges” (para referencia preguntar a Phoebe Buffay) y estoy 80% segura que el piloto solía conducir la ruta Pantitlán- Estadio Neza en sus días mozos, normalmente creo que exagero, pero cuando toda la gente comienza a hacer sonidos de pánico, y las aeromozas regresan a sus asientos, y corren la cortina de la cabina, me preocupo ligeramente.
El piloto nos informa que estamos atravesando una zona de turbulencias y que debemos sentarnos, las idas al baño están prohibidas….. mucho más tranquilizador. Pero conforme nos terminamos de elevar, el avión retoma su estabilidad y yo puedo ponerme a escribir mientras las azafatas preparan la comida. Y sí. Es un sanwich o casi, un dulce y refresquito, casi me siento en primera, aunque el espacio entre asientos sea tan grande como el de viva aerobús, y mi asiento no se haga hacia atrás.
Después de hora y media (… que no debían ser 2??) de vuelo, aterrizamos en casa, dónde la humedad habitual y un calor soportable me reciben, esta vez lo agradezco. Ahora escribo desde casa. Cada vez que extraño espantosamente mi lugar de origen, el frío, el tráfico y la mugre, me recuerdan que tal vez no sea tan buena idea regresar. No importa que haya visto mallones de a 3 x 100 en el centro, ni usb de 2 gb en 30 pesos. O que encuentre una fiesta a cual ir cada 2 segundos, amigas para el cafecito y amor de familia.
El avión llegó a la Terminal 1…. Y me doy cuenta que jamás he estado allí, tuve que tomar un camioncito a donde siempre llego, definitivamente, esa aerolínea deja mucho que desear. Y no es que otras no lo hagan, pero ya me acostumbré a viajar así por la mitad de precio.
No bien estoy en casa, extraño a mi mami, a mi hermana.  A mi papá. No puedo evitar pensar en cosas que no debo. Ver que mis padres son seres humanos, que tienen dolencias normales de gente adulta, siempre es un golpe para mi. Pero sé que son fuertes y que de los males, gracias al cielo no tienen nada grave.  Pero me queda claro que la vida te sorprende siempre para bien o para mal, y aprovechar a los que amas debe ser siempre una prioridad.
No tenía planeado este viaje y llegó, y me dejó muchas más satisfacciones de las que esperaba. Tal vez deba planear menos, y vivir más. Y aprovechar cada instante que se presente. No sé si a veces me causo mal karma yo sola o no, pero a fin de cuentas, creo que he pagado por adelantado algunas cosas…. Así que quién sabe, parece que pensar en uno mismo más que en otros, puede llegar a dar resultado.
Ojalá este año que se acaba, sea el peor de mi vida, ya sólo quiero que las cosas mejoren. Y tengo la esperanza de que así será, pues otra cosa que me fascinó en este viaje, fue encontrar personas que al igual que yo han madurado.  Incluso aquellos que de verdad no parecía que lo harían, así que, quien sabe, tal vez yo misma pueda crecer un poco Más.
Felices Fiestas.

viernes, septiembre 30, 2011

Crónica de un viaje no deseado (1)

Son las 8 de la mañana, despierto de buen ánimo pues tras 48 horas la fiebre desapareció y me siento mucho mejor, además, estoy tranquila pues mi abuelo fue trasladado al hospital donde lo trataban bien, y ya no estará solito. Me preparo un café y prendo la computadora como siempre. Todo parece normal, pero nada más entrar al facebook, todo cambia. Me ataca algún tío con una pregunta extraña, no sé que sucede. Entro al muro de la Familia, un mensaje corto, sin explicaciónes, él se nos adelantó. Mi cerebro no puede procesarlo, es demasiado fuerte, demasiado irreal, pero mi corazón de inmediato comprende y manda la señal a mi cerebro que comienza a vaciarse a través d elos ojos, me niego a creerlo, el que duerme a mi lado se despierta de golpe, como si el sonido de mi llanto fuera un detonador, me abraza, pregunta que ocurre, no puedo contestar, tomo el teléfono a la vez que lloro incontrolablemente. Mi padre no me contesta, cuelgo y siento el dolor de mi alma físicamente.
Suena el teléfono, es mi papá, trato de calmarme para hacer entendibles mis palabras. La noticia, llega inevitable, no sabe bien qué pasó, no sabemos nada, sólo que estamos en el lugar equivocado, demasiado lejos de donde deberíamos estar. Cuelgo el teléfono, aprovecho que las lágrimas pararon y no las dejo salir de nuevo, regreso al internet, pero ya no soy yo, estoy en un estado zombie, lo importante es llegar, me llenan la mente pensamientos difusos, debo dar órdenes, organizar mi partida, buscar un vuelo, avisar a los que empiezan a comunicarse por internet, quiénes son, no lo sé, tienen el apellido con eso basta. Encontrar un vuelo no fue difícil, comprar los boletos, esa es otra historia. No tengo dinero en la tarjeta, trato de conseguir quien me preste una, es en esos momentos cuando te caen algunos veintes de tu vida, como la incapacidad de otros por sentir tu pena. Por fin consigo quien me preste una y entro, los boletos ya no están disponibles. Marco a la aerolínea y me dice que sí hay lugar, pero debo ir al aeropuerto directamente.
Doy más órdenes, meto cualquier cosa en la maleta, si no es por mi novio, que me recuerda la importancia de llevar ropa interior, habría llevado sólo dos pantalones y una blusa. Salimos por fin, son casi las 11, el avion sale en dos horas. Al llegar al aeropuerto conseguir el boleto es fácil, un cliente llama, le aviso que el doctor llegará en un rato, con la presion del trabajo, le digo a mi novio que se vaya y yo me quedo esperando la hora de abordar, me siento en un lugar a fumar y siento las lágrimas volver, me niego a dejarlas salir, ya habrá tiempo, me pongo a escribir mensajes, quisiera tener mi lap. Trato de ordenarle cosas a cualquiera que se deje o de organizar algo, sé que es la ansiedad para evitar derrumbarme, y espero así lo entiendan los demás. Me obligo a comer algo aunque los remanentes de la enfermedad siguen y me resulta un martirio. Una vez en la sala de abordar, me doy cuenta que no llevo audifonos, guardé el ipod pero no meti los audifonos, sé que es por el estres, pero me regaño pues tendre que soportar 3 horas con mis pensamientos. La hora de partir se aproxima, pero no hay movimiento en el mostrador, de repente, una señora comenta que cambiaron de sala su vuelo, me preocupo, pregunto si es el mismo, no es, sin embargo en el mostrador comienzan a abordar hacia otro sitio.
Pregunto a una encargada, no tiene idea, la pantalla por fin me saca de mi duda y me manda a otra sala, a pesar que el aeropuerto es pequeño, casi no tengo tiempo y cuando llego lo hago sin aliento. Por fin estoy en el sitio correcto, pero aun no han comenzado a abordar. Me siento y me doy cuenta que estamos en la sala internacional, me sorprende que no me pidieron nada, y también que es mucho más bonita que la nacional. Veo una cara conocida y me acerco a platicar, me urge estar ocupada. Cuando volteo veo que ya están subiendo, me apresuro. El avión va medio lleno, no llevo a nadie al lado así que me refugio en una revista de viaje. Mi novio dijo que durmiera, pero yo no siento sueño. Cuando el avión despega, una nueva modalidad se hace presente, Ahora te muestran el despegue y el aterrizaje en una pantalla, me parece horrible la idea, no puedo evitar pensar que si el avion se estrella, televisaran nuestra muerte. Asíq ue mejor veo por la ventana. Me pone nerviosa esa parte, y sospecho que se ha ido agravando con la edad. El mar caribe me despide, con sus tonos turquesa y sus playas blancas, me recuerda por qué me mudé a este sitio, me reconforta ver el agua, pero no puedo evitar pensar que ya no pudo venir a verme.

miércoles, marzo 23, 2011

Sobre el pasado

Tengo días queriendo escribir sobre este asunto, en particular desde el viernes este en que me fui a dormir con la noticia de la muerte de Rita Guerrero, pero hasta ahorita que leí la entrada sobre el soundtrack de la vida de mi amigo en su blog es que me decidí a hacerlo, y es que si no te apuras a escrbir, alguien lo hace antes que tú. Este asunto de la empatía es una lata. Me pesó mucho la muerte de Rita, tuve a bien (o a mal) conocerla hace unos años, ya bastantes, y mucho después de conocer su música. Fuimos a un concierto en Plaza Universidad, y me cayó muy mal, llegó dos horas tarde, se comportaba como una diva y al final cuando nos acercamos a pedirle un autógrafo nos mandó sutilmente a la fregada. No me caía bien. Sin embargo, el hecho de que estuviera en ese lugar dos horas esperandola y me acercara a pedir un autógrafo, puede dar una idea de lo mucho que me gustaba su música. Creo que la primer canción que conocí de Santa Sabina fue, como muchos, Azul casi morado. Pero la que me hizo amarlos fue "Una canción para Louis". Probablemente me empezó a gustar porque mi novio de ese entonces los amaba, es curioso porque gran parte del soundtrack de mi vida de secundaria, está formado por todas aquellas bandas del movimiento de rock en español, y no puedo recordar una fiesta donde no se escuchara a Santa Sabina, decia que mi favorita era "una canción para Louis" y es que ya por ese entonces, mi afición por los vampiros empezaba a florecer. Amaba la forma de vestirse de Rita, su maquillaje, me recordaba a aquellos seres que me gustaba imitar. 
Con el paso de los años, fui alejandome de ese ambiente, pero su música se quedó como parte de mi vida, ya no tengo los últimos discos de Santa Sabina, y no supe que fue de ella hasta hace unos meses que se dio la noticia del cancer que padecía, creo que en ese momento olvidé que me caía mal, finalmente, a pesar del tiempo, su música sigue vigente no sólo en mi vida sino en la de muchos, y fueron muchos más los que acudieron a ella en el momento que se pidió la ayuda de músicos y público para apoyarla con la enfermedad. Lamentablemente aunque nunca dejó de Luchar, perdió la batalla, y para la música esto es una pérdida irremediable, una parte de la historia se fue con ella, al menos de mi historia. 
Pero la muerte de Rita, es una pérdida más de las que he venido sufriendo en estos años. Cada año muere alguna estrella y deja un vacío, hubo una época en que si bien, no existía comparación, el hueco que dejaba un artista, era llenado por otros, no sólo en la música, pero lo preocupante, es que de un tiempo para aca, no parece haber nadie capaz de llenar esos espacios. Desde artistas pop como Michael Jackson, hasta escritores excelentes como Saramago, y justo hoy, la pérdida de Elizabeth Taylor, no hay nadie que pueda llegarle a los talones a Cerati (aunque su muerte gracias a dios no sea un hecho irrefutable), a Monsivais; y uno a uno se siguen yendo los nombres que llenaban mi infancia y adolescencia, pero no aparece nadie para colocar en esta etapa de mi vida. 
No sé si me estoy haciendo vieja, pero no me veo poniendo a Justin Bieber en mi funeral, en cambio, estoy segura que en el soundtrack de mi vida, al menos habrá una canción de Santa Sabina. Descanse en paz Rita Guerrero.,Liz Taylor, y todos los demás que se están adelantando, ojalá reencarnen en nuevas personas, o por lo menos iluminen a los que se quedan y no dan la talla.

viernes, febrero 29, 2008

HIKARU


nunca pudimos decidir tu nombre, pero yo quería que fuera ese, lo porpuso mi hermana, pero me gustaba para ti, no esperaba que el gatito que recibiera fuera tan pequeño, y mucho menos sabía cuánta falta me hacía tenerte conmigo, sé que está mal, pero hiciste tanto por mi, si tu supieras pequeño bb cuánto me ayudaste, a sentirme menos mal por estar tan sola, y cada día lo mucho que me gustaba verte crecer un poquito, oirte llorar, pensar que en unas semanas los desvelos habrian dado fruto, pero hoy te fuiste, y sin querer, me di cuenta de cuánto te quería ya, y aunque tal vez no hubiera podido hacer nada, me siento muy mal, porke te quise mucho en poco tiempo, porke ahora extrañaré tu llantito en la noche, porke esperaba que crecieras fuerte y enseñarte muchas cosas. porke me agarré a ti para no pensar cuánto extraño mi casa, lo siento bb, en verdad, hubiera querido hacer más para que pudieras ser un gran gatito, y siempre te mantendre un lugar en mis recuerdos aunque hayas estado tan pokito conmigo, gracias gatito por hacerme feliz una semana, por dejarme quererte y molestarte, y perdón por no poder haberlo hecho mejor.