-No
lo sé, simplemente tenía que verte.----- ¿No te parece egoista?
Volteo a verte y me doy cuenta que lloras, tu rostro está bañado en
rojo, y repentinamente pareces más pequeño debido a la tristeza.
Me
acerco a ti y te abrazo. “Te amo”, te digo mientras acaricio tu
cabello. Sin soltarte, desato la toalla que cubre mi cuerpo, ésta se
desliza a la alfombra, y acerco aun más mi cuerpo al tuyo, escucho
tu respiración agitarse y comienzo a besarte con pasión. Tu pulso
se eleva poco a poco. Como antes, como siempre.
Te
llevo a la cama y mientras desabrocho tu saco, muerdo con toda la
fuerza que soy capaz mis propios labios, ese sabor metálico
rápidamente aparece en mi boca, te beso de nuevo y tú lo sientes
también. Veo la transformación en tu mirada, el amor se vuelve
deseo, el sabor de mi sangre te llena y despierta tu instinto, siento
tus uñas clavarse con fuerza en mi piel. Y eres tu quien ahora
muerde mi lengua y mis labios, haciéndome daño y al mismo tiempo
encendiendo mi pasión.
Un
destello de cordura ilumina tu rostro e intentas separarte, pero yo
te aprieto contra mi boca y un nuevo chorro de sangre cae a tu
gargánta, poseyéndote como un demonio. Ya no tratas de luchar,
separas tus labios de mi, únicamente para clavar tus dientes en mi
cuello y sentir mi latido con más fuerza. Veo imágenes de mi vida
pasar ante mi, aunque procuro mantenerme alerta por si vuelves a
dudar. Pero tu te has convertido en el cazador, ya no soy tu amada,
sino la cena. Soy consciente del dolor en mi boca, en el cuello,
siento los latidos de mi corazón disminuir poco a poco. La vista
comienza a nublárseme, y sé que estoy a punto de morir.
Haciéndo
un esfuerzo incalculable, trato de apartarte de mi, te empujo con
fuerza y por fin regresas del trance, me sueltas con el rostro lleno
de terror al darte cuenta de lo que has hecho. Debo tener la muerte
marcada en la piel, y me encuentro a punto de desfallecer.
Sin
embargo, con un último aliento, tomo tu mano con la mía y te digo
nuevamente que te amo, mientras con la otra busco las tijeras que
guardo en la mesa de noche y te las clavo en el brazo. Tú me miras
sorprendido sin comprender durante un segundo, para cuando lo haces,
es demasiado trarde. El hilo de sangre que escurre por la herida es
cubierto por mis labios. Al primer contacto con tu sangre, una fuerza
sobrehumana me invade y me aferro a tu muñeca con furia. Siento la
calidez de mi propia sangre regresando al cuerpo y con la mente trato
de tranquilziar tu rostro aterrado, de explicarte que es la única
manera, de demostrarte que esto es únicamente un acto de amor, poco
a poco siento tu brazo aflojarse dócilmente, y se que por fin lo has
comprendido. Aunque tu cara aun tiene la sombra del miedo, con tu
mano libre acaricias mi cabello y eres tú quien dice esta vez. -Te
amo---
* Todas las imágenes usadas para el cuento, son de Victoria Frances que para mi es de las mejores ilustradoras de Vampiros y similares.
* Todas las imágenes usadas para el cuento, son de Victoria Frances que para mi es de las mejores ilustradoras de Vampiros y similares.
EXCELENTE... MUY BUENO... ME GUSTÓ!!!
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