Y bueno, ya es esa época del año nuevamente. Esa donde hay
que hacer un balance y borrar las notas para empezar un ciclo más.
Este año no sé si para bien o para mal, el recorrido es
largo y a una velocidad de muerte. Por un lado agradezco que se acabe, ya que
lo peor de mi vida ha terminado y no fue tan largo como esperaba. Por otra
parte el segundo semestre muchos cambios y mejoras me hacen haber querido
disfrutar más el viaje.
Hace exactamente un año, la perspectiva que se me presentaba
era más oscura que la noche, y sin embargo, una pequeña esperanza brillaba en
mi alma.
Hoy, 12 meses después, esa esperanza se ha apagado por
completo, y por el contrario, la luz de mis amigos, de mi familia, de nuevas
oportunidades han iluminado todo lo demás.
Regresar a casa, sin duda fue la mejor decisión que pude
haber tomado, recordar que hay personas que sin importar el tiempo ni las
circunstancias están ahí para ti, y puedes contar con ellas, es el mejor
remedio para todos los males.
Sé que fue un año difícil para todos, y sé que muchos de mis
seres queridos habrían preferido no tener que aguantarme, pero les agradezco
que lo hayan hecho.
El proceso de soltar, perdonar, olvidar es largo y doloroso,
y lo que es más, desata una cadena de eventos que te hacen ver que no sólo te
aferras a una cosa, sino a muchas a lo largo de la vida.
Empecé el año despidiéndome de un amigo que quería mucho,
por circunstancias tontas pero respetables, y de ahí ha sido una constante de
muchas despedidas, que no parecen llegar pronto a un final.
Dejar a mis amigos en el Caribe, que aunque pocos son muy queridos,
dos cambios de casa, despedirme de mi más antigua gatita, de mi más reciente
perra.
Dejar ir el amor, y algo que se parecía bastante, dejar ir
un negocio al cual le dediqué 6 años de mi vida, y pensar en nuevas cosas que
hacer con ella, al verme libre de aquellas dos cosas que consumían todo mi
tiempo, esfuerzo, cariño y dedicación.
Despedirme de la idea de una meta, y encontrarme nuevamente,
a mí, sin nadie más, como persona, re descubrir, quién soy, y qué quiero, que
sin duda ahora parece complicado, pero decidirme a no conformarme con menos.
Y llegar aquí no significó menos. Después de 6 años duele
saber que no todos siguen aquí, que los hay quienes permanecen, distintos pero
iguales, constantes en diferentes formas
y sin duda, imprescindibles.
Pero están también los que no, los que se han ido, los que
pretenden seguir pero son sólo un fantasma de lo que eran. Amigos que
nuevamente descubres que sólo querían ciertas cosas en tu vida, o te
necesitaban por distintas razones, ninguna de las cuales eran verdadera amistad,
y ahora que no te necesitan, o ya obtuvieron lo que querían, se alejan sin más.
Encontrar que todas las dinámicas han cambiado, que ahora
puedes ajustarte a algunas, o simplemente aumentar la lista de despedidas en tu
vida. Yo que estaba acostumbrada a estar ahí, permanentemente, para todos, de
pronto me encuentro alejándome, aunque
no pueda evitar mirar hacia atrás de vez en cuando.
Definitivamente ha sido un año importante en este asunto de
las despedidas. He decidido que es necesario y casi liberador, me detengo, a
veces hago un intento por permanecer, pero al final me voy, evidentemente quien
no te detiene, no merece más.
Y sin embargo, aquellos reencuentros, aquellos nuevos amigos
que aparecen en tu vida no para sustituir, pero para avanzar, y construir
nuevas cosas sin duda marcaron muchísimo este año también.
Los nuevos proyectos, las nuevas dinámicas. La vida siempre
está en movimiento, y basta adelantar un pie para recuperar el ritmo. Aprender
a abrazar los cambios y darle la bienvenida a las nuevas oportunidades.
Entender que no soy la misma que era hace uno o dos años, y
que el hecho de que me sienta bien conmigo misma, significará, que muchos no lo
estén, acostumbrados a mi antiguo yo.
Después de un año de introspección, saber que hay cosas que
sin duda quiero, y otras que definitivamente no deseo más, y que si eso
significará perder gente en mi vida, así será.
A tan solo unos días de fin de año, el recuento de los daños
es amplio. El trabajo de reconstrucción
aún largo, y sin embargo, ya casi no quedan escombros.
Por desgracia para el resto de mi mundo, aquél que no puedo
controlar, no es tan positivo. Reconstruir la felicidad en un país en el que la
esperanza parece imposible, ha sido un camino complicado, pero creo que vale la
pena, nos han robado todo, y tener la capacidad de ser feliz con las pequeñas
cosas, es el reto para mí.
Ojalá la ola de indignación que nos aqueja, no pierda fuerza
y nos lleve a lograr avances más significativos, pero mientras estamos en ello,
poder ser yo, poder reír a pesar de
todo, disfrutar, bailar, amar, es mi prioridad.
Empecemos pues un nuevo año, hacia adelante, haciendo más
cambios y luchando siempre.
Todavía me falta un buen trecho y tendré que ser egoísta,
eliminar costumbres, alejarme de personas, desechar cosas. He venido haciendo
limpieza emocional, y aún no termino.
Una de las lecciones más importantes que aprendí, es que a
veces necesitas alejarte para ver quién te busca, y eso haré. Estoy cansada de
ser el pegamento de personas, del
desahogo unilateral de algunos, de la
incapacidad de reciprocidad de muchos.
En esta vida algunas personas suelen confundir estupidez con
nobleza, con honestidad, con lealtad. Esa clase de gente, al final siempre muestra
la cara y aprender a identificarlos ha sido una de mis tareas.
Los demás, aquellos que siguen, que son, que están y
estuvieron, gracias. Sin todas esas personas sin duda no habría podido salir
del pozo en el que estaba, y hoy más que nunca estoy agradecida por ello.
Gracias a los que se quedaron, cuando ni siquiera yo me
soportaba. Gracias a los que se atrevieron a conocerme a pesar de estar rota,
gracias por ayudarme a unir los pedazos.
Gracias a mi familia que como siempre ha probado que no hay
nada como estar en casa. Que sin importar las diferencias, las peleas, la desaprobación, serán por siempre lo más importante
y quienes no dudarán en tenderte la mano cuando estás en el suelo.
Y gracias a los amigos que son familia también, aunque la
sangre no lo diga, porque sin deberlo, han hecho lo mismo.
Gracias a quienes pudieron ver más allá y echarme la mano
con asuntos del pasado inconclusos, y crear por lo menos, un final feliz para alguien
que en verdad no merecía sufrir el daño colateral.
Gracias a aquellos que se fueron, que siguen yéndose, por
hacer espacio para que nueva y mejor gente llegue, a los que hace mucho se fueron pero no me lo
hicieron saber… pues además de gracias, es momento de decirles adiós.
Doy gracias también por encontrar en mí, fuerza y capacidad
para tomar decisiones, riesgos, por demostrarme una vez más a mí misma, que
aunque formo parte de un todo, soy yo la única capaz de dar el salto
inicial. Gracias a la vida por
permitirme seguir aprendiendo.
Espero que el siguiente año haya menos lecciones y más
práctica, que las risas y la paz sean mucho mayores y las despedidas menos.
Y espero que para mi país, mis amigos, mi familia, y todo el
planeta en general. El 2015 traiga más felicidad, estabilidad y fraternidad.
Quizá nos cueste aún, tal vez aun necesitamos más lágrimas,
más sangre, más trabajo, pero no perder de vista el objetivo, quizá nos ayude a
sacar fuerzas para lograrlo. Y así como muchos estuvieron para mí, sepan que
aquí estoy. Y que los quiero mucho.
Les deseo un muy muy feliz año nuevo
Los sueños vienen del cielo, la imaginación les da vida, y la vida se encarga de destruirlos. Pero los que escapan nos dan como resultado la mejor manera de triunfar.
ResponderBorrarTe amo hija, agradezco a la vida que me dio dos hijas tan inteligentes y talentosas.
Que nos permita estar siempre juntas luchando y amándonos profundamente como hasta ahora.