No había querido escribir, pues contrario a lo que se piense, no
soy de esas que se azotan durante semanas, y mucho menos en público, he
minimizado mis publicaciones en las redes sociales, y en definitiva, no quería
sentarme a escribir en el blog, lamentaciones y cursilerías adolescentes. El
problema ha sido que al final, así me he sentido por días.
Pero lo increíble de las cosas malas que suceden, es que te hacen
darte cuenta de otras, algunas peores, pero también otra buenas.
Finalmente, dicen bien que a los amigos hay que contarlos dos
veces, en las buenas para ver cuántos son, y en las malas para ver cuántos
quedan, y es completamente cierto.
Por una parte, me encanta saber que hay gente tan lejos que se
preocupa por mi y algunos hasta hicieron un esfuerzo extra. Por otra parte,
saber que otras personas en las que confías, en realidad sólo están ahí por
conveniencia, comodidad, o un montón de razones más que no necesariamente
significa que le importes. O por el contrario, que no todo aquél a quien le
agradas, te querrá en los momentos en los que tu personalidad no es tan
simpática.
Todo esto ha sido a la vez una revelación y una gran tristeza, y
sumado al conflicto que se vive en mi país y que se ha radicalizado en los
últimos días, parece que es momento de sentarse y hacer una depuración en mi
vida, alejando a aquellos que así lo quiere, y apreciando más a los que se han
quedado.
Pero en realidad sigue causándome una gran tristeza, y últimamente
no puedo dejar de sentir esa tristeza todo el tiempo,
Siento además una gran desesperanza, no sólo por mi propia
situación, sino por la de un país que sufre los estragos de esta
radicalización.
Siempre he tenido amigos con ideas distintas a las mías, pero mis
amigos son personas humanas, con respeto por la vida, por la gente.
Puedo entender la ignorancia de algunos, la necesidad de sentirse
cómodo de otros. Pero no puedo entender, que aquellos que no están de acuerdo
con alguien, crean que eliminando a ese alguien habrá algún cambio.
No puedo dejar de sentir, que el que se expresa con odio de otra
persona, y desea incluso su muerte, sólo porque le incomoda su presencia, a
pesar que intenta desesperadamente cambiar las cosas en este mundo; no puede
ser una buena persona, es decir, una cosa es que algo no te guste, o que sea
difícil de lidiar con ello, pero hacer comentarios del tipo, ojalá los asesinen,
o que les exploten una bomba, no sé, no me parece bien.
En fin, que esta depresión emocional, de país, casi casi de todo
lo que me rodea, me ha hecho plantearme muchas cosas, sobre todo lo que valoro,
a aquello a lo que me aferro, ya sea personas, cosas, ideas.
Y me di cuenta que es hora de un cambio. No es fácil, decirte a ti
mismo que has dado demasiado durante años, que quizá has estado aferrándote a
algo que no te hace bien. Es duro darse cuenta que eres casi un acumulador,
acumulas cosas, amigos, ideas, y mucho de eso simplemente está ahí, llenándose
de polvo porque en la vida lo volverás a necesitar.
Así que de pronto me entra la necesidad de tirar todo, de alejarme
de la gente, de cambiar mi pensamiento, pero luego siento que tal vez no es
otra cosa que cobardía por no poder alejarme de lo que verdaderamente me está
haciendo daño.
Al final, poco a poco estoy haciéndolo, deshaciéndome de cosas y
personas innecesarias, algunas (sobre todo las personas) están eligiendo
marcharse por su cuenta, yo simplemente les permito irse. Otras (sobre todo las
cosas) me cuesta mucho y salen una y otra vez de la bolsa de la basura para al
final regresar. Y unas pocas (sobre todo ideas) se niegan a irse por más que
las corra. Creo que por algo será.
Pero que difícil se hace vivir en este mundo lleno de cosas,
gente, e ideas innecesarias, que se acumulan en tu vida y no te permiten tener
nuevas, y a veces, tomar la decisión de alejarlas, resulta mucho más doloroso
de lo que pensábamos, yo aun lo intento día a día, pero por momentos me gana la
tristeza y no sé si hago lo correcto. Sólo espero que aquellos que en verdad
valen la pena, al final se queden, y no haber perdido nada realmente importante
o parte de mi esencia, cuando este doloroso proceso de depuración termine.
A mi no me vaigas a barrer de tu vida, ¿he? Yo quiero estar ahí hasta que me muera.
ResponderBorrarnunca nunca
Borrar