Este año fue muy difícil para toda mi familia, por distintas
circunstancias, pérdidas, problemas laborales, económicos, emocionales. Así que
no era tan sorprendente que la causa de mi visita a mi adorada ciudad, a la
cual creí que no regresaría en bastante tiempo, fuera una tragedia.
En principio sería un viaje rápido, un par de días para
enfrentar la pérdida de un ser querido, y de vuelta a la vida laboral. Pero la
temporada quiso que no hubiera boletos hasta después de Noche Buena, y mi
estado de ánimo constante lo agradeció.
Al final el viaje se convirtió en algunos días para
disfrutar de la familia, y uno maratónico para ver algunas personas a las
cuales era necesario ver. Proyectos a futuro, recuerdos de otros tiempos, más
sencillos, más divertidos. Abrazos familiares y mucha comida, fueron llenando
estos días prenavideños y calentándome el corazón.
No sé si el año que viene será mejor, pero si sé que tengo
que conseguir más de esto. Que estar lejos de mi gente no es sano, y debo
recordarlo.
Ahora estoy en un vuelo rumbo a casa. Estoy acostumbrada a
viajar como la prole, pero dadas las circunstancias, espero que algo más que
una bolsa de cacahuates me den. Tengo derecho a viajar con 25 kilos de
equipaje, y no completo ni 10 pues sólo traigo un par de prendas que serían
para 2 días. Me acomodo en el asiento y espero que despeguemos, pasa bastante
tiempo desde que el avión comienza a moverse hasta que se despega del suelo.
Cuando por fin despegamos, recuerdo que cada vez me gusta
menos vlar. Antes lo disfrutaba mucho, pero conforme los años pasan, el amor
por la vida se arraiga más (o el pánico a morir).
Uno pensaría que hay diferencias entre unos aviones y otros,
pero yo puedo asegurarles que a este vuelo le faltan las “filanges” (para
referencia preguntar a Phoebe Buffay) y estoy 80% segura que el piloto solía
conducir la ruta Pantitlán- Estadio Neza en sus días mozos, normalmente creo
que exagero, pero cuando toda la gente comienza a hacer sonidos de pánico, y
las aeromozas regresan a sus asientos, y corren la cortina de la cabina, me
preocupo ligeramente.
El piloto nos informa que estamos atravesando una zona de
turbulencias y que debemos sentarnos, las idas al baño están prohibidas…..
mucho más tranquilizador. Pero conforme nos terminamos de elevar, el avión
retoma su estabilidad y yo puedo ponerme a escribir mientras las azafatas
preparan la comida. Y sí. Es un sanwich o casi, un dulce y refresquito, casi me
siento en primera, aunque el espacio entre asientos sea tan grande como el de
viva aerobús, y mi asiento no se haga hacia atrás.
Después de hora y media (… que no debían ser 2??) de vuelo,
aterrizamos en casa, dónde la humedad habitual y un calor soportable me
reciben, esta vez lo agradezco. Ahora escribo desde casa. Cada vez que extraño
espantosamente mi lugar de origen, el frío, el tráfico y la mugre, me recuerdan
que tal vez no sea tan buena idea regresar. No importa que haya visto mallones
de a 3 x 100 en el centro, ni usb de 2 gb en 30 pesos. O que encuentre una
fiesta a cual ir cada 2 segundos, amigas para el cafecito y amor de familia.
El avión llegó a la Terminal 1…. Y me doy cuenta que jamás
he estado allí, tuve que tomar un camioncito a donde siempre llego,
definitivamente, esa aerolínea deja mucho que desear. Y no es que otras no lo
hagan, pero ya me acostumbré a viajar así por la mitad de precio.
No bien estoy en casa, extraño a mi mami, a mi hermana. A mi papá. No puedo evitar pensar en cosas
que no debo. Ver que mis padres son seres humanos, que tienen dolencias
normales de gente adulta, siempre es un golpe para mi. Pero sé que son fuertes
y que de los males, gracias al cielo no tienen nada grave. Pero me queda claro que la vida te sorprende
siempre para bien o para mal, y aprovechar a los que amas debe ser siempre una
prioridad.
No tenía planeado este viaje y llegó, y me dejó muchas más satisfacciones de las que esperaba. Tal vez deba planear menos, y vivir más. Y aprovechar cada instante que se presente. No sé si a veces me causo mal karma yo sola o no, pero a fin de cuentas, creo que he pagado por adelantado algunas cosas…. Así que quién sabe, parece que pensar en uno mismo más que en otros, puede llegar a dar resultado.
No tenía planeado este viaje y llegó, y me dejó muchas más satisfacciones de las que esperaba. Tal vez deba planear menos, y vivir más. Y aprovechar cada instante que se presente. No sé si a veces me causo mal karma yo sola o no, pero a fin de cuentas, creo que he pagado por adelantado algunas cosas…. Así que quién sabe, parece que pensar en uno mismo más que en otros, puede llegar a dar resultado.
Ojalá este año que se acaba, sea el peor de mi vida, ya sólo
quiero que las cosas mejoren. Y tengo la esperanza de que así será, pues otra
cosa que me fascinó en este viaje, fue encontrar personas que al igual que yo
han madurado. Incluso aquellos que de
verdad no parecía que lo harían, así que, quien sabe, tal vez yo misma pueda
crecer un poco Más.
Felices Fiestas.
Bravo por tu decisión, por la madurez que dices haber alcanzado y por decantar los sucesos de tu vida. Felices fiestas también para ti
ResponderBorrarUn saludo enorme Ma Eugenia, y graciass
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