Conocí a Kitiara aún antes de que naciera, fue la única
siames en la primer camada de Gala.
Desde pequeña tenía un carácter especial, pero de algún modo
logré que se quedara con nosotros.
Creció muy apegada a su mamá pero siempre fue nerviosa, por
esa época, una vecina lelgó con su gato siamés también, y cuando crecieron, él
iba todas las noches a buscarla, ella no salía pues no queríamos más gatitos,
así que su amor era a través de la ventana, pero mi hermana que es muy
ocurrente (y en ese entonces era pequeña) escribió un divertido cuento llamado
brandeo y kitieta sobre el trágico amor gatuno que convenció a mi mamá de
dejarlos vivir su idilio.
Después de unos meses , nacieron 3 hermosos gatitos y
kitiara resultó ser una mamá genial. Tanto, que cuando al mes, su mamá nos dio
la sorpresa con 5 gatitos más, criaron a los 8 en medio de una gran confusión
sobre quien era mamá de cual, fue una época divertida cuando ess gatitos
empezaron a correr por toda la casa, y nada permanecía limpio o en su lugar,
por lo cual apenas pudimos operamos a las dos gatitas, y desde entonces,
kitiara quedó con su pancita colgada a pesar de recuperar su esbelta figura.
Tambien desde entonces se hizo una señora un poco gruñona.
Conforme otros gatos llegaron a la casa ella se recluyó más,
pasaba los días tomando el sol y en mi cuarto, siempre pegada a su mamá y a mi,
no le agradaban mucho las visitas, se escondía con facilidad. Pero cada noche,
entraba a mi cuarto y se acurrucaba a mi lado. A veces en las cobijas si la
noche era fría.
No sé cómo los meses se volvieron años y ella cada vez más
cercana a mi. Siempre platicando con su voz demandante y gritona. Cuando me
mudé, mi madre dice que ella no salía del cuarto, esperandoa que volviera, y que le costó mucho hacer que
comiera y empezara a adaptarse. Por eso al final regresó conmigo aunque eso le
significara un viaje estresante en avión.
Nunca fue sociable, pero toleraba a los gatitos de pequeños,
y cuando llegó a Cancún, empezó a soportar a otras personas. Creo que mejoró
mucho, aunque sufrió bastante cuando su mamá murió.
No sé cuándo se hizo viejita. Sólo se que de pronto ya no
jugaba tanto, que sus ojos tenían un pequeño problema que los hacía bailar como
caricatura japonesa a punto de llorar. Que cada vez disfrutaba más el sol y
soportaba menos el frío. Y hace un poco mas de un año empezó a decaer, dejó de
comer y estuve a punto de rendirme con
ella, hasta que empecé a darle alimento húmedo. Resultó que simplemente ya no
podía (o quería) comer croquetas. Recuperó su peso y su ánimo y todo volvió a
la normalidad, o casi todo. Me hizo pensar
que ella ya no era tan joven, y sacando cuentas, noté que casi llegaba a
los 14 años. Durante meses, había pensado en que quizá un día ya no estaría,
pero ella seguía feliz.
Hace poco nos mudamos, me preocupaba que el cambio no le
gustara, y una vez más me sorprendió. Se adaptó a la nueva casa, comenzó a
explorar, a tomar nuevamente baños de sol, a comer pastito e incluso trepar a
las bardas. Mi aprehensión era mucha, pero ella parecía feliz, y ese era mi
objetivo.
Pero hace 3 días, apenas unos minutos después de pediré el
desayuno, algo pasó. No sé si algo la espantó, no sé si vio un pajarito del
otro lado de la acera.
Un sr que cuida el parque que está a unos metros, entró a
decirme, me dijo que habían atropellado un gatito, que no sabía si era mío,
salí corriendo y la vi, apenas a unos metros de mi casa, no podía ser diferente
porque ella jamás había cruzado esa línea. No puedo describirla, pero supe que
no podía hacer nada.
No se si alguien entienda el dolor que sentí. Creo que al
menos algunas personas en mi familia lo harán, perdí una mascota, sí, pero ella
era mucho más. No sólo era un miembro de mi familia, era mi bebé. Era, el ser que más dependía de mi en el
mundo, y sólo ella, junto con sus hermanos, fueron durante estos meses, la única
razón por la cual yo seguía adelante cuando creí que mi mundo se había acabado.
Agradezco que no haya sufrido, pero no puedo dejar de pensar
en el maldito que lo hizo. No sólo porque se llevó mi sombra. Sino porque no
puedo dejar de pensar, que bien pudo haber sido un niño. Vivo enfrente de un
parque, en una calle pequeñita, todos los días vienen un par de gatos por mi
casa, y la perrita de la vecina que se escapa. A veces cuando me voy, otra
perrita me ladra a las llantas, y todos los días, el parque se llena de niños,
corredores y parejitas.
No puedo entender que un cabron, venga a una velocidad tal,
en una calle con estas características, que pueda golpear a un animalito de esa forma,
y no pueda evitar frenar. No puedo creer que después de eso, puedas irte como
si nada con las manos llenas de sangre.
Ese mismo día por la tarde, pase por una calle con una
escuela, de pronto una niña de unos 7 años, se bajó de la banqueta en su
bicicleta, sin fijarse, tuve que frenar de golpe. Si yo hubiera venido más
rápido quizá me habría resultado imposible. Pero la gente con dos dedos de
frente, no va por ahí corriendo en una zona rodeada de niños. Pero el tipo que mató a mi gatita, no los
tenía.
No hay nada que pueda hacer para cambiar lo que pasó, pero
tampoco puedo hacer nada para evitar sentirme terrible. Me ha costado mucho mejorar, y ahora que por
fin lo estaba haciendo, una de las principales razones por la cual lo logré se
ha ido. Sé que vivió una vida larga, y espero feliz, pero su partida
definitivamente me deja con un hueco en el alma. Y voy a extrañarla muchísimo. Aún espero verla cuando entro al cuarto, o que
me despierte por las mañanas, extraño que se suba en mi regazo o que me diga
que es hora de dormir.
Espero que donde esté, esté bien y con su mamá. Y que lo
poco que yo le di, compensara algo de lo mucho que ella me dio a mi.
Querida mía, no había leído esto. Te quiero mucho, eres magnífica cuando escribes con el corazón en la mano. A mi también me dolió mucho lo de Kitiara. Pero me pasa igual que con Gala, cierro los ojos y puedo verla, recordarla, la veo en cada gatito que ayudo, en cada perrito que me inspira compasión. Ya no está solita, su hija favorita está con ella, cualquiera que sea su forma de existir o no. Ambas viven en nuestro corazón para siempre, como Capulín, Samantha, y una larga lista que tú conoces mejor que nadie.
ResponderBorrarDescansa en paz Kitiara, tu esencia quedará en nosotras. Te amamos.