En una semana rara, de lunas rojas, granizadas fuera de
lugar, temblores de tierra y procesiones religiosas, partió Gabriel García
Marquez a sus 87 años, que aunque no fue demasiada sorpresa, si causó conmoción
en mi círculo.
Luego luego se llenó del Gabo el Facebook, incluída una
carta que en realidad no escribió él pero que le atribuyeron hace años.
Muchos se quejaron de que personas que en su vida lo ha leído
lamentaran su muerte, pero para mí, es bueno saber que al menos conocen su
existencia.
En mi vida, Gabriel GarcíaMárquez significa un montón de cosas,
desde aquellos tiempos en la escuela enque nos lo presentaron no con 100 años
de Soledad como a todos, sino con Ojos de perro Azul, un librito de cuentos que
de inmediato me convirtió en una fan sin remedio.
Luego de enamorarme de su realismo mágico, y ya sin la
presión de la obligatoriedad, me seguí con 100 años de Soledad que me parece uno
de los mejores libros del mundo incluso si no logro recordar todos los nombres
de los personajes. Después lo intenté con El amor en los tiempos del cólera, pero tuve un
tropiezo en las primeras 80 páginas y lo dejé para después, Sin embargo “Extraños
peregrinos doce cuentos” contenía el segundo cuento que más adoro en la vida “El
rastro de tu sangre en la nieve”. No podía menos que darle una segunda oportunidad
a El amor en los tiempos del cólera y pasadas las 80 páginas me encontré
atrapada otra vez por sus letras.
A lo largo de mi vida le siguieron muchos más, Crónica de
una muerte anunciada, Relato de un náufrago, memoria de mis putas tristes, la
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, Del
amor y otros demonios, el negro que hizo esperar a los ángeles, y muy
recientemente noticia de un secuestro.
No he leído todo aunque espero algún día terminar, pero he
leído lo suficiente, como para sentirme mal por su partida.
Como siempre,
cuando uno de los grandes se van, deja un hueco inmenso, y cada vez menos encuentro
candidatos a llenar esos vacíos. Por si eso fuera poco en los últimos años cada
vez más se han marchado más.
Hemos perdido un grande, pero nos quedan sus historias, sus
letras, sus memorias. Y espero dónde esté, sienta cuánto laméntamos esa pérdida
los que aun estamos aquí.
Hasta siempre Gabo
Además tienes a la cándida Eréndira en casa :)
ResponderBorrar"El rastro de tu sangre en la nieve", incluído en los "Doce cuentos peregrinos" también es uno de mis favoritos.
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